Paso las largas tardes
escribiendo relatos para nadie.
Si me levanto, acaso, de la silla
que está frente al monitor
de la PC,
el fantasma que habita este lugar
lee los relatos que urdo
para nadie
y sonríe.
Yo no sé si sonríe
porque halla cierta gracia
en lo que escribo
o bien porque él sí sabe
(mejor que yo lo sabe)
que solamente escribo
lo que escribo
para él.
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1 comentario:
Es curioso... en mi habitación también anida ese fantasma... Y es también él, el único que me lee.
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